viernes, 2 de marzo de 2012

5. It's making me heart stereo.

Noelia's point of view:
Sentada en el gran coche negro refunfuñaba porque llegaba a última hora de clase.
-No te quejes, yo lo hecho bastante de menos - me dijo Harry.
-Entra conmigo a clase, ya verás como a los diez minutos se te quitan las ganas.- dije rodando los ojos. Todos rieron.
-Ya hemos llegado.
-¿En serio tengo que entrar? ¡Solo es una clase!
-¡VENGA!- gritaron los cinco al unísono.
-Vosotros os leéis la mente antes de hablar, lo sé- dije antes de salir del coche.
Abrí la puerta. Puse un pie en tierra y oí gritar ‘¡Hay están!’. Miré hacia arriba, la ventana de mi clase estaba abarrotada de gente mirando y las demás ventanas se iban llenado deprisa. Volví a meterme en el coche, no me gustaba llamar la atención.
-Que no, que no voy.
-¿Qué pasa?- dijo Liam preocupado. Miré en dirección a la ventana. Zayn salió. Se escucharon gritos.
Niall me cogió de la mano y me miró fijamente a los ojos.
-Si no lo haces ahora, tendrás que hacerlo mañana. Recuerda que quieres seguir dando clase ¿no? Yo también solía ser tímido y me costó un poco al principio además, tendrás que irte acostumbrando- me dijo con una gran sonrisa. Me quedé embobada con la boca abierta mirándolo. Louis me dio un codazo.
-¡Tenéis razón, voy a comérmelos a todos!
Salí del vehículo y antes de entrar por la puerta del instituto le di un beso a Zayn en la mejilla derecha. Se escucharon más gritos aún.
Entré en el instituto y pasé corriendo por los pasillos, la gente me miraba pero para mí alivio nadie me preguntaba nada. Cuando llegué a mi clase la cosa cambió, todos se abalanzaron sobre mí y empezaron a hacerme preguntas de todo tipo, la gente se estaba inventando historias. Tenía confianza con ellos, asique decidí subirme al altillo de la pizarra y les dije que no iba a contar nada, eran cosas personales que no le incumbían a nadie, terminé con un lo siento. Bajé y me senté en mi sitio.
La hora se me hizo eterna. Cuando por fin sonó el timbre salí corriendo de clase y me fui a mi casa a comer, después había quedado con Celia en la biblioteca para estudiar un rato y después me iría a practicar de nuevo. Habíamos quedado en que me llamarían y vendrían a recogerme.
Estaba leyendo Luces de Bohemia, el libro que me habían mandado leer para el examen de lengua, cuando mi móvil empezó a vibrar. Empecé a recoger las cosas cuando vi que la chica que tenía enfrente miraba mas allá de mí, me di cuenta que su compañera hacia lo mismo. Miré hacia atrás.
-¡Os dije que me esperaseis abajo!- le susurré a Zayn, que había subido él solo a buscarme.
-Ya- dijo con una sonrisa pícara.
-Os voy a matar a todos- dije en español, a lo que él puso cara de incredulidad.- Nada, ¿te gusta llamar la atención eh? Vámonos antes que a alguna se desmaye o algo parecido. Celia vente, por favor- le puse una mueca en tono de súplica.
Pasamos la tarde divertida, Celia no dejaba de darme ánimos al igual que los chicos. Yo estaba nerviosa, me frustraba que mi voz no sonara alguna vez tan bien como me gustaría.
Al día siguiente entré en el instituto a tercera hora. Corría por los pasillos. Susurros. Miradas. Me estaba empezando a cansar. Entré en clase, el aire rancio de siempre, las sonrisas bobaliconas de siempre, y el silencio a mi paso de siempre. Creían que sus palabras podían evocar cualquier tipo de confesión en mí, que puedo desmoronarme con la misma facilidad que las rosas secas. Irrumpió con su, casi merecido, aire de superioridad la autoridad, fingimos respeto y nos ponemos en pie. Hizo una pregunta que requería cierta reflexión, a la que una de las princesitas fabricadas en cadena en “Los Mundos Yupi” no duda en dar una, poco sorprendente, respuesta incoherente. Cuando los murmullos se levantaron ante semejante demostración de ineptitud, se refugió en la formidable frase: Menuda locura acabo de decir (léase con voz de espécimen repelente y, para darle mayor realismo, añadir una risita estridente al final). Mi mente incorregible, fabulosamente ayudada de mi bocaza, manifestó, mi absoluto, total y arraigado desprecio con un contundente: “cretina”. Más miradas esta vez, consternadas. La autoridad me dijo que ya que voy a faltar el respeto, que por lo menos, sea clara. ¿Quiere claridad? Para que luego digan que no soy nada obediente: 
- Sólo digo que no deberías tenerte en tan alta estima, lo que has dicho no ha sido una locura, sino una gilipollez. Y si los que dicen locuras son locos, los que dicen gilipolleces... – más risitas que desaparecerán cuando sean ellos contra quienes arremeta…
Recreo. Por fin. En ese instituto solo merecían la pena un par de personas.
Así pasaron los siguientes días, entre estudios y ensayos no tenía tiempo para otras cosas. A mis padres le veía a la hora de la comida y la cena, donde aprovechaba para contarles mis progresos y mis preocupaciones, ellos me animaban en todo momento y me prometieron estar presentes en Londres el día de la audición.  Estábamos a tan solo tres semanas de la audición, esa semana para mí estaría llena de exámenes puesto que, los finales los haría yo antes que los demás para irnos con dos semanas de antelación a Londres. Salía de uno de los ensayos y me metí en el coche. Niall se metió detrás de mí y por la ventanilla vi que Louis decía al conductor que nos llevara a nosotros, los demás ya se la apañarían. Niall y yo nos quedamos solos en el vehículo.
-Noelia, ¿Qué tal vas con los exámenes?- me dijo él mientras se acercaba a mí.
-Niall, estoy muy agobiada. Creo que no puedo con todo.
-Eh, tranquila- me dijo mientras me miraba a los ojos- sé fuerte, si que puedes, solo tienes que creer en ti. Mira- se quitó un pequeño anillo de plata que llevaba en el dedo de su mano derecha y me cogió la mía- a mi me dio suerte en su momento, puede que a ti también te de suerte. Quédatelo, ahora es tuyo.- me lo puso.
-¿Y así es como será nuestra boda?- los dos nos reímos y noté como él se sonrojaba ligeramente- en serio Niall, no sabes lo que significa para mí, sé que me ayudará.
Terminé los exámenes, las notas me las mandarían por correo. Estábamos a tan solo dos semanas de la audición asique decidimos partir hacia Londres para seguir ensayando allí y no tener la presión de mi ciudad. Me instalaba en la casa de Louis y Harry puesto que era la más grande, mis padres vendrían el día de la audición ya que tenían que trabajar.
Los días pasaron tranquilos, yo tenía la canción bien preparada y todo se lo debía a esos cinco chicos. Los días que pasé allí me tenían bastante controlada, no me dejaban gritar y me tenían constantemente relajada y descansando, eso me enervaba puesto que a mi no me gusta estar parada pero,  sabía que lo hacían por mi bien.
El día anterior a la audición me llevaron a un estudio para que hiciera mi último ensayo, se estaban comportando demasiado bien conmigo. Al salir, todos entraron en el coche cuando Niall me cogió de la mano por detrás y empezó a correr arrastrándome con él.
-¿Qué pasa?- grité
-Confía en mí, voy a enseñarte algo.
Seguimos corriendo hasta que se paró en seco. Estábamos en una pequeña rotonda, a nuestro alrededor se podían ver pequeños coches aparcados y en frente se veía un edificio bastante grande con vallas azules haciendo como una especie de fila, como si alguien se fuese a poner allí para hacer cola para algo.
Niall se sacó un pañuelo de flores, precioso. Me puso de espaldas a él y suavemente me cubrió los ojos con el pañuelo, noté como sus dedos se peleaban con los extremos de la tela hasta que por fin consiguió hacer un nudo fuerte y a la vez delicado.
-¿Confías en mí?- noté su aliento en mi oído. Yo solo asentí.
Iba ciegamente por la calle guiada por la mano y las palabras de Niall. Tras pararnos en dos semáforos, tener que agacharme por lo que intuí que era una verja metálica y subir unos cuantos escalones me ordenó que parase. Me quedé de pie durante unos segundos. Niall me abrazó por detrás y seguidamente me quitó el pañuelo.
Enfrente de mí había multitud de sillones azules colocados en forma ascendente. En la primera fila había un gran hueco que llevaba hasta una mesa cristalina, rectangular, con tres sillas negras detrás. Miré a mí alrededor, multitud de focos me miraban dormidos. Giré mi cabeza, estaba dando la espalda a una gran X roja como fondo de escenario.
-Aquí estarás mañana, aunque un poco mas de gente- dijo Niall.
-Pero, pero ¡está prohibido entrar aquí antes de la audición!
-Lo sé, pero quería que te familiarizases con el lugar. ¿Qué tal estas?
-Siéndote sincera, estoy muy nerviosa Niall- dije mientras me sentaba en el borde del escenario. Él vino y se sentó a mi lado.
-No debes ponerte nerviosa, lo vas hacer genial. Tienes talento. No tienes por qué preocuparte.
Miré al frente y resoplé.- Niall, nunca he cantado delante de tanta gente.
-Muchas veces creemos que la vida nos dice no cuando solo nos dice espera, ahora es tú oportunidad. Yo confió en ti, tus amigos confían en ti- Niall me acariciaba la mejilla con delicadeza mientras se iba acercando lentamente a mí.
-Ahora mismo tus ojos son mis mejores amigos- cerré los ojos dispuesta a dejarme llevar, pero una voz nos interrumpió.
-¿Hay alguien ahí?- un hombre de seguridad apareció con una linterna. Niall me cogió por los hombros, me cogió de la mano y sin dejar de reír salimos al exterior. 

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