lunes, 19 de marzo de 2012

8. Cover Drive

Noelia’s point of view:
Es lo que se siente cuando subes a un sitio alto y miras hacia abajo. Aunque bien pensado también puede ser lo que sientes cuando estas justo debajo de un rascacielos y miras hacia arriba. Esa sensación de que eres insignificante, de que todo te queda grande. Tras 17 años de existencia seguía viéndolo todo como si fuera una niña pequeña, todo lo veía grande, lejano. Y cuando una situación que correspondía a mi edad se echaba sobre mí no se me ocurría otra cosa que salir corriendo. De puta madre.
 Tenía miedo, miedo de entrar en la academia y dejar toda mi vida atrás, todo lo que había hecho desde que era una simple niña de dos coletas cuyo rizo revoltoso siempre le molestaba y le impedía ver bien la pelota cuando jugaba con sus mejores amigos. Quería huir, ese momento de cobardía me estaba matando. Sonó el timbre, Celia.
-¡Hola, traigo palomitas, chocolate, pizzas, gusanitos y… regalices!
-¿Pretendes que tu amiga se ponga como una vaca de campo?
-Es que, es nuestra noche Noelia, a partir de estos días no volveré a verte en mucho tiempo- dijo Celia apenada
-Lo sé- me senté en un silla, cada vez me costaba más admitir esa parte, la distancia.
-¿Qué pasa? Deberías estar alegre y no lo noto
-Celia, no me veo capaz de afrontar esto. Todo he ido haciéndolo sin darme cuenta pero, ayer en el instituto… y todavía no he empezado. Siempre he sido invisible para los demás, la compañera maja con la que puedes conversar en clase pero nada más, y ahora…
-Siempre has sido fuerte, siempre te has enfrentado al miedo. Eres valiente Noelia, no lo dudes asique vas a poder con esto y con mucho más. No debes decaer ahora, mira todo lo que has conseguido. Además, mírame a mí, mi vida es monótona, no hay emoción por ningún sitio y tú me la proporcionas. Mi horario es clase, estudiar, gimnasio, clase, estudiar, gimnasio. ¿Qué prefieres?
-Vaya...entonces sí que tienes razón al decir que tu vida es siempre lo mismo.
-Lo sé desde siempre. Nunca entiendo nada. Y llega el día en el que lo entiendo todo de golpe.
-Y ¿por qué no entiendes ahora?
 -Joder, está todo claro, no pasa nada.
-Eso pensé la última vez. Deberías venirte conmigo a casa de Tulisa, el día de la prueba te quedarías con los chicos. ¿Lo harías por mí?
-Claro, Noelia- me dio un abrazo.
Fue una de las mejores noches de mi vida, no hicimos nada especial pero la había echado mucho de menos, era mi mejor amiga, siempre había estado ahí para todo y ahora sentía su apoyo más que el de otra persona.
Pasaron los días  y el día de la última prueba llegó. Allí me encontré con Zoe, una de las personas que había conocido en el bootcamp, me llevaba bastante bien con ella y cuando nos dijeron que teníamos que enfrentarnos es decir, que entraba ella o yo, nos entristecimos profundamente.
Entré a una sala donde Tulisa y el famoso Daniel Powter me esperaban con impaciencia para oír la canción que me había preparado. Esta vez me había preparado Please Don´t Go- Mike Posner. Empecé a cantar, Daniel Powter no dejaba de asentir con la cabeza, eso me reconfortaba.
Llegó la hora de la verdad. Tulisa dijo mi nombre, entré en la sala. Empezaron a decir numerosos halagos sobre mi voz pero yo no escuchaba, no podía, solo quería oír un sí o un no. Dos letras cambiarían por completo mi vida. DOS, qué extraño número. Dos es el número de personas que forman una pareja, y también el número que comparan con un patito, el número raro, el patito feo. Con dos dedos puedes taparte los oídos y aislarte del mundo, y dos son las palabras que cualquier persona desea escuchar: "te quiero". El fin de semana tiene dos días, y cuando te piden tu nombre debes poner tus dos apellidos. Pero, ¿sabes lo más extraño de todo? Que dos tiene tres letras, y es el tercer número positivo, después del cero y el uno, allí va el dos. El dos vive conmigo en cada cosa que hago. Todo es relativo, todo es asimilable.
-Noelia, Sí- Daniel Powner me ofreció esas dos letras que tanto ansiaba oír
-Seré tú mentora Noelia
-Oh dios mío- es lo único que conseguí decir, abracé a Tulisa con las lagrimas a punto de salirme. Estaba en lo alto del cielo.
Cuando ya estaba recogiendo mis cosas para irme a casa, noté como una mano se posaba en mi hombro, me di la vuelta.
-Hola, ¿eres Noelia?- un chico moreno y bastante atractivo me sorprendió. Su cara me sonaba de haberlo visto por allí, pero hasta entonces no había hablado con él.
-Hola, sí ¿y tú eres…?
-Soy Joe- me dijo dándome dos besos-me han dicho que estás dentro
-Sí, ha sido todo muy emotivo hoy- le dije sonriente mientras cogía mi mochila- ¿a ti qué tal te ha ido?
-Pues tan bien como a ti, nos veremos dentro de unos meses
-Oh, pues me alegro que ya tenga a alguien conocido dentro- le estreché la mano- yo me voy en ese coche- le señalé el gran coche con cristales tintados que me esperaba.- Nos vemos dentro de poco.
-¿En ese coche?
-Sí, es una larga his…- en ese momento salió Liam del coche y vino corriendo hacia mí. Los demás le siguieron y empezaron a felicitarme.
-¿No nos vas a presentar a tu amigo?- oí que Niall decía malhumorado.
-Sí, él es Joe. También está dentro, es un alivio conocer ya a alguien.
-Sí, un alivio…- susurró Niall en un resoplido.
-Bueno Joe, encantada. Nos vemos pronto. Adiós.
Los chicos se despidieron y  entramos en el coche.
-¡Madre mia!- dijo Celia mirando hacia el cielo.
-Lo sé- dije riéndome.
-¿Qué pasa? Dejad de hablar en idioma de chicas por favor- dijo Louis desesperado.

Niall’s point of view:
¿Quién era ese Joe? No era ni el primer día y ya se había acercado a Noelia. Yo no tenía nada con ella y seguramente no lo tendría pero no podía evitar sentirme celoso.
Estábamos en el hotel. Decidí ir a verla a su habitación.
Llame a la puerta y la abrí. Allí estaba, dándome la espalda, llevaba unos pantalones negros de chándal cortos y una camiseta de tirantes rosa, su cabello estaba recogido en una larga coleta. Se dio la vuelta.
-Hola, creí que era Celia que ha bajado a comprar unas cosas- me sonrió.
-Hola, ¿Qué tal estas?
-Ahora mismo, estoy en éxtasis- rió, se sentó en la cama.
-Quería darte la enhorabuena, sabía que lo conseguirías- me senté a su lado.
-Muchas gracias Niall, de verdad, por todo
-No tienes que darlas, has sido tú, ha sido tu voz la que te ha llevado tan lejos, no nosotros.
-Niall, yo…- al decir mi nombre bajó la mirada.
-¿Qué pasa?- cogí un mechón de su pelo y empecé a jugar con él haciendo un pequeño masaje en su cabeza. Noté como se estremecía.
-Yo quería decirte…- subió la mirada y nuestros ojos se encontraron, quedándose hipnotizados por unos segundos. Empecé a acercarme más, notaba su respiración en mi boca, pero nuestros ojos seguían unidos en una única mirada, ella separó esa tensión mirándome los labios, ella no se acercaba más, era como si tuviese miedo, miedo a ser rechazada, dolida, pero eso no iba a ocurrir. PUM.
-¡Ya estoy aquí!- Celia abrió la puerta de un portazo, interrumpiéndonos. Los dos dimos un gran brinco levantándonos de la cama, como dos niños cuando hacen algo malo y son sorprendidos por alguien, como si estuviésemos haciendo algo prohibido.- Uy, lo siento, lo siento mucho de verdad, me voy.
-No, no te vayas. No hace falta. Yo ya me iba. Felicidades Noelia- dije antes de salir por la puerta.

1 comentario: